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Violencia hacia la mujer en la pareja: ¿Cómo afrontarlo en Uruguay?

Las situaciones de violencia hacia la mujer en la pareja tienen generalmente un carácter cíclico, conformado por diferentes etapas que se repiten una y otra vez, en este ciclo la intensidad de la violencia va escalando gradualmente.

Al principio se manifiesta sutilmente, mediante agresiones psicológicas que logran impactar de forma negativa en el autoestima de la mujer: ridiculizaciones, burlas hacia sus opiniones e iniciativas, el agresor la corrige constantemente en público y la compara con otras personas, generalmente mujeres. Suelen aplicar la “ley del hielo” que consiste en ignorar totalmente a la mujer, dejándole de hablar o desaparecer durante días, haciéndola sentir culpable por esto.

Estas formas de agresión suelen pasar inadvertidas o no se perciben como violentas, pero tienen un efecto negativo importante en la psiquis de la mujer, la cual comienza a tener miedo a hablar o expresar sus opiniones por miedo a ser ridiculizada y criticada, puede desarrollar sentimientos de depresión y debilidad.
Luego, aparece la violencia verbal: insultos, comentarios denigrantes, ridiculizaciones y gritos en público. El agresor acusa a la mujer de estar “loca”, la amenaza con golpearla, matarla o suicidarse. Esta situación inevitablemente crea un estado de miedo e indefensión y puede empeorar la sintomatología depresiva así como el aislamiento de la mujer de sus familiares, amigos, etc.

Si la violencia continúa escalando puede llegar a las agresiones físicas: golpes, pellizcos, empujones, y/o abuso sexual. Esto último es importante tenerlo presente, ya que hasta no hace mucho tiempo no se consideraba que pudiera existir la violación dentro de la pareja o matrimonio. En el peor de los casos la violencia puede escalar hasta acabar con un femicidio.
 
En estas situaciones de violencia es necesaria una intervención externa para poder ayudar a cortar el ciclo de violencia. Es fundamental intervenir desde los ámbitos institucionales de la justicia y la salud, para poder brindar la protección necesaria a la víctima y evitar que la situación de violencia siga escalando; así como la correcta atención en salud, tanto física como mental.

Las tres etapas que conforman el ciclo de la violencia 

-       Etapa 1: Acumulación de tensión. Se producen incidentes que llevan a roces permanentes en la pareja, aumentando los niveles de ansiedad, tensión y hostilidad.  La mujer busca complacer y amoldarse a la voluntad de su pareja para evitar que se enfade más. Minimiza y justifica las agresiones culpándose a sí misma: “salí sin decirle a dónde iba”, “no le respondí la llamada rápido”; o a una situación externa: “tuvo un mal día en el trabajo”, “estaba alcoholizado”.

-       Etapa 2: Incidente agudo de agresión. Se produce una descarga incontrolable de las tensiones que se venían acumulando en la primera fase. Es la más peligrosa ya que el agresor suele actuar de forma muy violenta, con agresiones físicas que pueden escalar rápidamente en intensidad. Generalmente dura de 2 a 24 horas. La mujer sufre una intensa tensión psicológica debido a la anticipación de lo que puede suceder, esta tensión produce ansiedad, insomnio y pérdida de apetito, o por el contrario hipersomnia y comer en exceso. También pueden aparecer fatiga, dolores de cabeza, reacciones alérgicas en la piel, entre otros malestares.

-       Etapa 3: “Luna de miel”. Durante esta fase, el agresor actúa extremadamente cariñoso, amable y arrepentido. Busca compensar a la mujer, le pide perdón, le da regalos, la halaga, etc. Este período de calma inusual es más largo que la fase anterior, pero más corto que la primera. La mujer en estos momentos se siente confiada, cree que su pareja es en realidad como se muestra en esta fase, y que si ella se queda con él va a poder ayudarlo a mejorar. Sin embargo, más temprano que tarde, los pequeños incidentes de la primera fase vuelven a aparecer y el ciclo se vuelve a repetir.

¿Qué hacer en Uruguay si conocemos a alguien que esté sufriendo violencia?

Si sospechas que una amiga, hermana, prima, o cualquier mujer de tu entorno puede estar sufriendo violencia en su pareja y queres ayudar podes hacerlo de diferentes formas:

-       Identifica las señales de alerta, e intenta alentarla a que, de ser posible, busque ayuda profesional.

-       No la dejes sola y recorda tener paciencia. Generalmente aunque sea consciente de la situación de violencia y quiera denunciar, muchas veces se arrepiente de hacerlo porque tiene miedo, y al mismo tiempo, el grado de manipulación es tan alto que se siente culpable, desconfía de sí misma, y realmente cree que nadie volverá a quererla jamás. Tené presente que su autoestima y seguridad en sí misma están muy debilitadas.

-       No quieras cargar sola/o con todo el problema. Podés buscar apoyo en redes cercanas: familiares, amigos, personas de tu confianza, profesionales de la salud, y/o organizaciones de mujeres.

-       Podés acompañarla a realizar la denuncia y brindarle contención durante el proceso.
 
En Uruguay existe la Unidad de Víctimas y Testigos, conformada por un equipo de profesionales psicólogos y asistentes sociales, que tiene como objetivo brindar atención, orientación, apoyo y acompañamiento a la víctima, y a su familia en caso de ser necesario, desde la denuncia y durante el desarrollo del proceso penal. Estos equipos están presentes en cada Fiscalía de todos los departamentos del país.
También las Unidades Especializadas en Violencia doméstica y de Género (UEVDG), que recepcionan y dan trámite a denuncias de violencia de género. La denuncia puede ser presentada por la persona que sufre violencia, terceras personas, o de forma anónima.
 
Si te sentís identificada con alguna de las situaciones o agresiones descritas no dudes en pedir ayuda, la atención psicológica es fundamental para poder romper con el ciclo de la violencia.

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