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7 Expresiones de una Relación Sana

¿Cómo tener una relación sana? Desde el comienzo de nuestra vida estamos formando vínculos relacionales y nos valemos de ellos para transitar nuestra vida. En la primera infancia nuestros cuidadores son con quienes entablamos los vínculos más importantes, ya sean estos nuestros padres, abuelos, o tutores. A medida que crecemos continuamos creando relaciones de amistad y vínculos amorosos. Estos vínculos deben potenciar nuestras fortalezas y capacidades, a la vez que funcionan como un entorno de contención durante los momentos difíciles que nos toque vivir. Sin embargo, no todas las relaciones que mantenemos cumplen el rol de potenciar nuestras capacidades o contenernos según lo necesitamos, lo cual puede terminar por afectarnos negativamente. Este tipo de vínculos lo conocemos en el imaginario popular como relaciones tóxicas. Para poder aprender sobre las relaciones sanas y cómo crearlas, primero debemos conocer cómo afectan aquellas relaciones que por el contrario, nos resultan tóxicas.

¿Cómo podría afectarnos mantener una relación tóxica? 

Como lo dice la palabra, este tipo de relaciones se vuelven tóxicas y nocivas para nuestra persona. Lo que sucede con los vínculos tóxicos es que aunque exista la sensación de amor o cariño entre las partes, una de ellas hace daño a la otra, o se hacen daño mutuamente. Esto inevitablemente termina provocando sentimientos constantes de frustración, malestar, enojo y angustia. También puede provocarnos baja autoestima, disminuir la confianza en nosotros mismos o en las demás personas, y en algunas ocasiones, se pueden dar situaciones de violencia, tanto psicológica, como emocional o física. En estos últimos casos hay que estar alerta y evaluar pedir ayuda.
Existen algunos factores que podrían indicarnos que un vínculo no nos está haciendo el bien que debería:

Obligación: estar en una relación donde no nos sentimos cómodos, satisfechos o felices, pero sentimos la obligación de seguir con este vínculo, ya sea por miedo a la reacción de la otra persona, por motivos económicos, por terceras personas como los hijos, etc.
Culpa: permanecer al lado de alguien por miedo a lo que podría sentir o hacer esta persona si decidís cortar la relación, o sentir que se le debe algo.
Dependencia: sentir que tu vida depende de estar al lado de esta persona, y no concebir una vida donde no esté presente.

Los vínculos son dinámicos y cambiantes, un vínculo “sano” puede llegar a convertirse, por diferentes motivos, en un vínculo negativo, por esto es importante prestar atención a la forma en la que nos relacionamos, y cómo estas relaciones nos hacen sentir, para poder identificar a su vez, aquellas relaciones sanas, que nos aportan felicidad y ayudan a nuestro crecimiento personal.

7 indicadores de una relación de pareja sana

Aprender a establecer vínculos sanos es necesario para el desarrollo y el bienestar personal, emocional y psicológico. Ser conscientes de nuestra manera de vincularnos con los demás nos permitirá no repetir dinámicas relacionales tóxicas en las diferentes esferas de nuestra vida, estas palabras pretenden ser una invitación a reflexionar sobre nuestros vínculos y la influencia que estos tienen en nosotros y en nuestras vidas.
Las relaciones sanas están basadas en la libre elección, no en la obligación, la culpa o la dependencia. Nos enriquecen intelectual y emocionalmente, mediante emociones, vivencias o aprendizajes positivos que nos hacen crecer y desarrollar nuestras capacidades. Son flexibles, porque deben adaptarse a las circunstancias sin resultar absorbentes. Un vínculo sano puede tornarse tóxico, si su rigidez limita a las personas o les impide que se desarrollen.

 
1. Resolución de conflictos

En toda relación hay discusiones, malos entendidos, opiniones encontradas, etc. Pero en las relaciones sanas, existe un buen manejo de estos conflictos, sin magnificar innecesariamente el problema, y a través de una buena gestión de las emociones de ambas partes.

2. Comunicación

Una buena comunicación en una relación implica poder hablar, preguntar, responder, escuchar, debatir, sin que esto termine siempre en una gran discusión que genere malestar a una de las partes o ambas. Se debe dar lugar a la expresión de pensamientos y sentimientos sobre cualquier cuestión que pueda presentarse.

3. Interés mutuo

En una relación sana ambas partes se interesan por los asuntos del otro, se involucran y comparten sus alegrías y preocupaciones, así como los sucesos de la vida cotidiana. Para esto es fundamental saber escuchar al otro, y no solo hablar de uno mismo.

4. Confianza y respeto por el espacio personal propio y del otro

Sin confianza, una relación no podrá sostenerse de forma sana, ya que la confianza es lo que permite que exista una buena comunicación, una buena gestión de los conflictos en la pareja, es decir, la confianza es la base de cualquier vínculo sano. Por otra parte, el espacio personal de cada uno es fundamental, y es saludable tener experiencias en solitario, así como rutinas, amigos o proyectos propios. Es importante tener presente que si bien existen dos personas en la pareja, ambos deben crecer y desarrollarse individualmente.

5. Acompañamiento mutuo

En una pareja sana ambos son compañeros de vida, se acompañan en los diferentes momentos, sean buenos o malos.

6. Están a la par 

Ninguno es más que el otro, estar en pareja no puede ser nunca una lucha constante de egos, y no siempre puede ser la misma persona quien tenga que ceder ante los deseos del otro.

7. Comparten expectativas realistas sobre la relación 

Es importante entender que la relación de pareja tal como se dio al comienzo va a cambiar con el tiempo, volviéndose más estable y rutinaria, no tan pasional como en los inicios. Lo cual es natural, y permite crear un vínculo más profundo y auténtico entre ambos. También es sano aceptar que a lo largo de la relación existirán buenos y malos momentos, y no siempre todo será color de rosas.

Para finalizar, tengamos en cuenta que crear y mantener una relación sana es un trabajo en conjunto que requiere de ambas partes. Estos indicadores mencionados, no aparecen mágicamente, ni suelen darse desde el comienzo de una relación, sino que son aspectos que se construyen y desarrollan con voluntad, compromiso, tiempo y buena comunicación.

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