La sociedad tiene la función de crear un entorno para que las personas puedan vivir en ella de forma organizada. Una correcta interacción con tal entorno consiste en recibir de la sociedad lo que necesitamos y darle a esta lo que de nosotros necesita.
El resultado se traduce en el desarrollo individual, siempre teniendo en cuenta las necesidades colectivas. Sin embargo, cuando se presenta un trastorno de personalidad, dicha interacción se quiebra porque la persona presenta un patrón mental caracterizado por la inflexibilidad y la rigidez, el cual la lleva a desarrollar una percepción distorsionada de la realidad.
Como consecuencia, la persona no se adapta al entorno y responde de manera disfuncional a los requerimientos de este. En este artículo veremos cuáles son esos diferentes trastornos de la personalidad y cuál es su tratamiento más recomendado.
El trastorno de la personalidad debe tratarse lo antes posible para que la persona no fosilice la percepción que en su mente desarrolla acerca de la realidad, ya que esto conduce a desarrollar un patrón de respuesta equivocado. Si esto persiste en el tiempo, la persona resultará rechazada por su entorno social y familiar, lo cual la conducirá a padecer de un intenso sufrimiento y de una soledad para la cual no está preparada para afrontar.
Los distintos trastornos de personalidad son los siguientes:
Se caracteriza por la inestabilidad en las relaciones interpersonales. Esto se debe a que la autopercepción se apoya sobre bases equivocadas y el afecto no cumple con la misión que es llamado a desempeñar. Como consecuencia, las reacciones de la persona son exageradas y no logra controlar sus impulsos.
Es común que quien padece este trastorno de personalidad se autolesione, llegando incluso a la mutilación y, en ocasiones en las que el trastorno avanza y no recibe tratamiento, al suicidio. Tanto los pensamientos como las actitudes hacia las demás personas, están revestidas de una marcada ambivalencia, lo que hace que la relación llegue a extremos de tensión insostenibles.
Tratamiento: la terapia cognitivo-conductual ha logrado excelentes resultados en la disminución de los efectos nocivos de la distorsión cognitiva de este trastorno de personalidad.
El eje en torno al cual gira este trastorno de personalidad es la dramatización. Su ánimo es tan fluctuante que necesita recurrir a la teatralización de las emociones. La persona siente una imperante necesidad de llamar la atención, propósito que intenta cumplir mediante provocaciones e insinuaciones de índole sexual inapropiadas para el contexto en el cual las emplea.
Tratamiento: además del tratamiento psicológico indicado según el caso, el trastorno histriónico requiere de acciones multidisciplinares, tales como involucrar a la familia de la persona, seguir un tratamiento psiquiátrico y pautar la reinserción social y laboral del paciente.
Este trastorno de personalidad le impide a quien lo sufre reconocer y empatizar con los derechos de las demás personas. Por lo tanto, vulnerarlos es para ellas moneda corriente en el entramado de sus actitudes, algo que considera correcto y que siente poseer el derecho de hacerlo cuantas veces quiera.
Las personas con trastorno antisocial no tratado, no suelen tener un buen destino, ya que incurren en ilícitos, tales como violencia, estafas y daños materiales. Por lo tanto, es común que pasen un tiempo en prisión.
La edad en la que tiende a aparecer este trastorno es entre los catorce y los dieciséis años. A menos que se reciba un tratamiento adecuado a tiempo, las consecuencias arrasarán con la vida social, laboral y familiar, de la persona.
Tratamiento: la terapia de diálogo te conducirá a manejar la ira, mientras que la terapia cognitivo-conductual irá un paso más allá y te permitirá dejar de experimentar este sentimiento tan destructivo cuando no hay razones para que emerja.
El sufrimiento de la persona con trastorno dependiente se basa en el pavor que siente a ser abandonada. Por lo tanto, sus demandas de atención y de cuidado por parte de aquellos a los que convierte en objetos de su afecto, son tan altas y exigentes que termina obteniendo el efecto contrario al que busca: el abandono.
Tratamiento: lo que persigue la terapia en este trastorno de personalidad es que logres tomar decisiones de forma autónoma, así como también que consigas desprenderte de la dependencia emocional que te ata al objeto de tu afecto, para pasar a disfrutar de su compañía desde una perspectiva de no dependencia, sino de mutua elección. Por lo tanto, la psicoterapia es tu mejor opción.
¿Te interesa saber más acerca de la dependencia emocional hacia una persona? Encuentra aquí una respuesta a todas tus preguntas al respecto.
Quien sufre este trastorno de personalidad siente pánico a ser juzgado y criticado. Por lo tanto, elige el camino del retraimiento social debido a que se autopercibe como inferior o escasamente atractivo como compañía social.
La evasión de situaciones sociales va mucho más allá de la timidez y el perjuicio se extiende más allá de las relaciones sociales, ya que también interfiere de manera negativa en el ámbito laboral debido a las limitaciones en cuanto a las tareas a desempeñar en las que la persona se ve atrapada. Por ejemplo, cuando se padece el trastorno evasivo, resulta muy difícil trabajar directamente con el público o incluso interactuar con colegas.
Tratamiento: además de recibir una prescripción de antidepresivos y ansiolíticos, la terapia psicoanalítica te ayudará a superar el miedo al contacto social mediante la modificación de tu autopercepción.
La persona experimenta una creciente necesidad de dominar, la cual responde a un exacerbado sentimiento de grandeza y de un contundente complejo de superioridad. La empatía no está en el diccionario de valores de esta persona, ya que nunca la ha experimentado. Lo único que le importa es satisfacer sus deseos y recibir la admiración que está convencida que le corresponder por derecho de nacimiento.
Aunque su prepotencia se encargue de demostrar lo contrario, la persona narcisista sufre lo indecible por dentro, ya que rara vez consigue manipular a alguien de la forma en la que desea hacerlo para tenerlo a su merced.
Tratamiento: dado que la persona que sufre este trastorno de personalidad no busca ayuda porque no reconoce tener ningún problema, es necesario que sean quienes conforman su entorno quienes la induzcan a iniciar el tratamiento. La terapia cognitivo-conductual tiene la particularidad de lograr grandes éxitos al respecto, los cuales se mantienen en el tiempo para que la persona se inserte en un estilo de vida satisfactorio y placentero.
Si sientes que no encajas en la sociedad en la que vives, no recurras al tan conocido autoengaño para encontrar consuelo en creer que el error está en los demás. Reserva tu consulta ahora y comencemos juntos el camino de regreso a la sociedad que tanto te necesita.