En las últimas décadas se ha visibilizado y puesto el foco en los trastornos depresivos, debido a los elevados números de personas que lo padecen, así como las importantes consecuencias que suponen sus síntomas.
En el presente artículo hablaremos sobre la depresión: ¿Qué es?, ¿Por qué se desarrolla?, ¿Tiene relación con otros trastornos mentales o enfermedades?
La depresión es un estado afectivo que se caracteriza por una notable disminución del ánimo, que puede comenzar por un sentimiento de tristeza profunda y evolucionar a un estado persistente o recurrente de depresión. Aquí se ven afectadas diferentes áreas de la vida de la persona: dificultades para desempeñar su trabajo, sus estudios, e imposibilidad de realizar actividades de la vida cotidiana.
Esto también puede conllevar a un deterioro en sus relaciones familiares, de pareja o amistades, lo que podría agravar la situación al incrementar el aislamiento y la falta de un entorno de apoyo.
Dependiendo de la cantidad y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves.
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM - V) se determina la siguiente sintomatología, donde cinco (o más) de los síntomas han estado presentes durante un mismo período, de dos semanas como mínimo; y al menos uno de los síntomas es estado de ánimo deprimido, o pérdida de interés o de placer. Los siguientes síntomas estarían presentes casi todos los días y, además de la sensación subjetiva de los mismos, por parte de la persona, serían observables también por otros individuos.
❏ Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, según manifiesta la propia persona. Se siente triste, vacío, sin esperanza; o según la observación por parte de otras personas: se le ve decaído o lloroso. En niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser irritable.
❏ Disminución significativa del interés o el placer por todas o casi todas las actividades la mayor parte del día y casi todos los días.
❏ Pérdida de peso considerable sin hacer dieta, o aumento de peso en un período corto de tiempo. Disminución o aumento del apetito casi todos los días.
❏ Insomnio (falta de sueño y dificultad para conciliarlo), o hipersomnia (sueño excesivamente prolongado y profundo).
❏ Agitación, inquietud persistente; o retraso psicomotor, que se manifiesta como lentitud en los movimientos, con una marcha cansada, arrastrando los pies y con muy pocos movimientos expresivos.
❏ Fatiga o pérdida de energía.
❏ Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser delirante).
❏ Baja autoestima.
❏ Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, así como para tomar decisiones.
❏ Pensamientos de muerte recurrentes, que implican no sólo miedo a morir, sino también ideas suicidas sin un plan determinado, intento de suicidio, o un plan específico para llevarlo a cabo.
La depresión no tiene una causa específica o única, y se considera que es el resultado de interacciones entre factores sociales, psicológicos y biológicos.
Al igual que en otros trastornos mentales, se evidencian factores hereditarios que influyen en el desarrollo de la depresión.
Ejemplo: Una persona que tiene un familiar directo con depresión, tiene a su vez, un riesgo mayor de padecerla también.
Por otra parte, existen individuos con vulnerabilidad genética al estrés, que pueden presentar una alteración en los mecanismos biológicos que dan respuesta al estrés, las personas con depresión secretan una mayor cantidad de cortisol, la hormona del estrés. Además, hay enfermedades físicas que predisponen a la depresión, como las enfermedades cardiovasculares (ejemplo: infarto de miocardio), las enfermedades endocrinológicas (ejemplo: hipotiroidismo) o las enfermedades neurológicas (ejemplo: esclerosis múltiple).
Son más propensos a desarrollar depresión aquellas personas que han vivido experiencias traumáticas como situaciones de abuso físico y/o sexual, o han crecido en ambientes de violencia intrafamiliar. También se identifican acontecimientos de vida estresantes que funcionan como desencadenantes de episodios depresivos, como son: situaciones de duelo por la pérdida física (fallecimiento) o simbólica (rupturas sentimentales) de un ser querido, desempleo, problemas económicos, enfermedades propias o de allegados, así como la vejez, que es una etapa de la vida especialmente vulnerable.
La OMS informa que anualmente, aproximadamente 800.000 personas se quitan la vida y un número mucho mayor intenta hacerlo.
En 2016 se constató como la segunda causa principal de muerte en la franja etaria de 15 a 29 años en todo el mundo. No obstante, el suicidio se puede producir a cualquier edad y, en la actualidad se alerta que jóvenes y adultos mayores son los grupos más vulnerables durante la pandemia de coronavirus, a causa de las situaciones económicas, sociales y emocionales agravadas por el confinamiento y aislamiento social, lo cual podría incrementar los factores de riesgo.
El suicidio es un fenómeno global que afecta a todas las regiones del mundo; en 2016, más del 79% de los suicidios en todo el mundo tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos.
El estigma existente sobre el suicidio, tiene como consecuencia que muchas personas que piensan en quitarse la vida o han tratado de hacerlo no busquen la ayuda que necesitan, por temor a ser juzgadas o burladas. Esto se debe principalmente a la falta de sensibilización y concientización respecto del suicidio como un problema de salud pública. Todavía al día de hoy, esta problemática es un tema tabú en muchas sociedades, del que se evita hablar abiertamente.
La OMS reconoce que es fundamental brindar la información necesaria y correcta acerca de este fenómeno, para aumentar la sensibilidad en la población y superar el tabú que supone, con el objetivo de que todos los países avancen en el diseño de estrategias de prevención.
Las estrategias de prevención implican el compromiso, coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad, incluidas las áreas de salud, educación, trabajo, justicia, política y medios de comunicación.
Como se mencionó anteriormente, existen tratamientos eficaces para la depresión.
Los profesionales de la salud (psicólogos y psiquiatras) evaluarán la situación individual de cada paciente para poder ofrecer el tratamiento adecuado.
Entre los tratamientos psicológicos, se encuentra la terapia cognitiva conductual y la psicoterapia individual o en grupos.
En cuanto al tratamiento farmacológico, suelen recetarse medicamentos antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y los antidepresivos tricíclicos.
Si sentís que estás atravesando un episodio de depresión, o conoces a alguien que presente los síntomas descritos, no dudes en pedir ayuda con un profesional.
Línea de prevención al suicidio en Uruguay: 0800 0767 ó *0767
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que este trastorno afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, siendo la principal causa mundial de discapacidad. Se ha evidenciado que afecta más a las mujeres que a los hombres; y en el peor de los casos puede llevar al suicidio. Teniendo en cuenta esto, la OMS afirma que la depresión contribuye de forma importante a los números generales de morbilidad en el mundo.
Para más información sobre estas estadísticas de la depresión puedes entrar al sitio oficial de la OMS en: https://www.who.int/es
Conclusión
En la actualidad existen tratamientos eficaces para tratar la depresión, sin embargo más de la mitad de los afectados en todo el mundo no recibe esos tratamientos. Esto se debe a diversos motivos, como son la falta de recursos y de personal médico capacitado en salud mental. A esto se le suma la estigmatización que existe, aún hoy, en torno a los trastornos mentales.
Esto puede contribuir a banalizar la enfermedad, al mismo tiempo que se sigue desinformando a la población en general acerca de la realidad de este trastorno.
Es importante poder compartir y hablar con un profesional psicólogo cuando existen síntomas de esta enfermedad ya que el poder entender y tratar la enfermedad es la forma de poder llegar a curarla.