En esta oportunidad vamos a explorar cuáles son las mejores formas de controlar la ira. Lo primero que debes saber es que la ira o el enojo, son emociones completamente normales, todos nos exponemos de vez en cuando a estos sentimientos.
Sin embargo, el problema viene dado cuando nuestro sentimiento más predominante es la ira o cuando perdemos la compostura en presencia de esta emoción.
Lo complicado de la ira es que afecta a quien la experimenta y a las personas alrededor. Por ejemplo, cuando estamos muy molestos podemos volvernos irascibles o gritar. Asimismo, esto puede afectar en las relaciones de pareja o en general, en el ámbito social.
A lo largo de este post vamos a contarte algunos tips para aprender a gestionar la ira o el mal humor. Ten en cuenta que algo clave es aprender a descubrir de dónde viene este sentimiento para poder tener un mejor resultado.
Asistir a terapia psicológica puede ayudarte a comprender qué hay detrás de tus emociones más complicadas. Y esto no solo te permite conocerte mejor, sino que te facilita el desarrollo de estrategias para alcanzar tu bienestar.
La ira o el enojo es una emoción normal que está implícita en nuestra naturaleza como humanos.
Hasta cierto punto puede ser positivo porque nos ayuda a darnos cuenta de situaciones que no están bien y puede conducirnos a la reflexión.
Por ejemplo, experimentar enojo a partir de nuestros vínculos emocionales, como en una relación de pareja, tiene un aspecto lógico.
Puede ayudar a valorar una situación negativa, en donde se esté afectando a nuestro valor personal, esto por citar un ejemplo. Lo que quiere decir que un nivel controlado de la ira es normal y muchas veces necesario.
Sin embargo, cuando incluso situaciones que no son tan complicadas nos enojan, entonces nos exponemos mucho a esta emoción. Y si a esto le sumamos la dificultad para controlar la ira, el problema aumenta.
Puede que estés pasando por un momento difícil a nivel emocional y que incluso necesites de ayuda profesional para superar la exposición constante al enojo.
Hay situaciones particulares en donde nuestra ira puede aumentar, como al estar en un duelo por la pérdida de un ser querido. La ira es una etapa habitual al estar de luto.
Si bien hay varias razones por las cuales podemos sentir más ira de lo habitual, siempre es buena idea hacer un trabajo de introspección para intentar comprender el origen. Asimismo, poner en práctica estrategias de control de ira ayuda mucho.
Es importante conocer cuáles son las mejores formas de controlar la ira, sobre todo cuando esta emoción pasa a ser realmente un problema.
La buena noticia es que hay algunas estrategias para disminuir la ira que son fáciles de llevar a cabo.
Aunque algo clave para obtener mejores resultados es habituarse a estas técnicas al punto de desarrollarlas como hábitos terapéuticos para el control de las emociones.
El tiempo fuera es de las mejores formas de manejar la ira sobre todo si se presenta en una relación de pareja.
Lo que sugiere es tomarse un momento a solas, permitiendo tomar distancias de la situación que ha desembocado en la ira. Aunque esto supone un beneficio porque impide caer en impulsos, hay que manejarlo de forma asertiva.
Por ejemplo, no se trata de irse de forma grosera dejando a la otra persona con sus argumentos en el aire. Lo ideal es expresar que se requiere un tiempo para calmarse para luego poder retomar.
Esto puede ser difícil, sobre todo si tienes una personalidad que te conduce a defenderte constantemente. Debes hacer lo posible por exponer a solas qué te ha hecho sentir enojo, pero esto debe ser rápido.
Pues no debes alimentar tu ira recordando una y otra vez lo que te ha hecho enojar. Luego de definir lo que ha pasado (incluso puedes anotarlo en un diario), es necesario que te concentres en otra cosa.
Puedes hacer algo que te relaje, como llevar a cabo tus pasatiempos, cocinar algo, leer o salir a caminar.
Nos hemos enfocado en compartir las formas de controlar la ira que son adecuadas para distintos contextos. Supongamos que estás en tu trabajo y ha ocurrido algo que realmente te ha enojado.
No es adecuado que caigas en los impulsos de la ira, pero no siempre tenemos el tiempo y el espacio suficiente para hacer ejercicios del control de la ira más elaborados.
En este caso, conviene que te tomes unos minutos para hacer ejercicios de relajación. Esto es muy efectivo por varias razones, primero nos permite concentrarnos en otra cosa que no sea el enojo.
Además, la respiración consciente nos ayuda a relajarnos de forma fisiológica. Y por si fuera poco, puede ayudar a reducir nuestro ritmo cardíaco y promueve el bienestar.
De las formas para controlar la ira, esta puede ser la más efectiva. Sin embargo, lleva tiempo y tendrás que realizar una exploración personal profunda.
Es importante que puedas hacer consciente que tú decides cómo y en qué medida te afectarán las situaciones que ocurren en tu entorno.
No somos responsables de las acciones de otros, pero sí del impacto emocional que estas traen a nuestro mundo.
Es oportuno que te responsabilices de tus enojos, porque esto volcará tu atención sobre ti y te permitirá comprender el porqué de tus reacciones más emocionales.
Algo que alimenta la ira y que puede conducirnos a un vórtice de enojo constante es generalizar las cosas que pasan.
Supongamos que te has enojado porque tu hijo no ordenó su cuarto incluso cuando se lo ordenaste.
En lugar de caer en la ira y decir: "Nunca haces nada de lo que se te indica". Puedes usar frases que no generalizan y que son más asertivas como; "Me causa molestia que no hayas ordenado tu habitación".