Si bien el 90 % de los trastornos alimenticios se desarrollan en adolescentes y en jóvenes, tanto los adultos como los niños pueden padecerlos. Y, muy al contrario de lo que se cree, este no es un problema exclusivo de mujeres, ya que cada vez más hombres lo sufren. En este artículo abordaremos cuáles son esos trastornos, sus características, sus causas y los tratamientos psicológicos para erradicarlos.
Los trastornos alimenticios que pueden derivar en graves problemas, incluso en la muerte, son tres:
· Anorexia nerviosa
· Bulimia nerviosa
· Trastorno alimentario compulsivo
Este trastorno se caracteriza por percibir la imagen propia de una forma distorsionada. Al mirarse al espejo, aunque se encuentre padeciendo una delgadez que podría estar poniendo su vida en peligro, la persona se autopercibe gorda. Esta situación la lleva a experimentar una angustia extrema.
Como consecuencia, restringe en exceso su ingesta de alimentos y, en algunos casos, puede llegar a realizar demasiado ejercicio físico. El objetivo es adelgazar todo lo posible, sin darse cuenta de que está poniendo su vida en peligro.
Un tercio de las personas que padecen este trastorno alimenticio, tienen episodios en los cuales comen de manera compulsiva, incurriendo en lo que comúnmente llamamos atracón, para luego llevar adelante una purga, la cual puede ser el vómito autoinducido o a través de laxantes.
Quienes padecen anorexia nerviosa ven con buenos ojos la pérdida excesiva de peso en poco tiempo, lo cual resulta extremadamente peligroso. Por otra parte, niegan tener algún tipo de problema, por lo que no solicitan ayuda y hacen lo posible para esconder sus malos malos hábitos alimenticios.
Nuevamente estamos ante un caso en el que la persona se autopercibe excedida de peso. La diferencia entre la bulimia y la anorexia, es que en la primera la persona presenta episodios frecuentes en los que ingiere grandes cantidades de alimento en cortos períodos de tiempo, para luego recurrir a mecanismos compensatorios que le permitan contrarrestar el efecto de la comida.
Por lo tanto, la persona se autoinduce el vómito, toma diuréticos o laxantes, pasa largos períodos de ayuno, lleva una dieta muy baja en calorías y en nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del cuerpo e incurre en el exceso de ejercicio físico.
No es necesario llevar a cabo todas estas acciones purgatorias, basta con una para que la dinámica atracón-purga se encuentre presente y podamos hablar de bulimia nerviosa.
Entre las consecuencias que la bulimia nerviosa trae, se encuentran el déficit de calcio y las alteraciones bioquímicas en la sangre
Consiste en comer excesivas cantidades de comida en cortos períodos de tiempo, lo que lleva a que la persona se sienta mal, tanto físicamente por el exceso de alimentos en su estómago como emocionalmente por no sentirse capaces de controlar lo que come y cuánto come.
Es posible que, según su metabolismo, las personas con este trastorno de la alimentación mantengan un peso normal. Sin embargo, el sobrepeso y la obesidad son amenazas constantes que se ciernen sobre ellas y las enfermedades como la diabetes, la hipercolesterolemia y los trastornos hepáticos pueden desarrollarse de forma silenciosa.
La anorexia nerviosa suele ser causada por erróneos estándares de belleza que indican que para lucir atractiva, una persona debe ser extremadamente delgada. Es posible que también se vean involucrados factores genéticos, susceptibilidad psicológica y estándares de perfeccionismo y de autoexigencia demasiado elevados.
La bulimia nerviosa es uno de los trastornos alimenticios que se puede desencadenar debido tanto a situaciones culturales como familiares o incluso individuales. Una pérdida afectiva puede convertirse en el detonante de la insatisfacción corporal y ello derivar en este peligroso trastorno.
El trastorno alimentario compulsivo responde a enfermedades mentales no tratadas, tales como la ansiedad, la depresión y el estrés. La genética también juega un rol muy importante en su aparición y desarrollo.
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La manera más efectiva de tratar los trastornos alimenticios es a través de psicoterapia. Los fármacos no siempre son necesarios y en ningún caso se los recomienda como tratamiento único.
En este caso, aún no se han encontrado fármacos que resulten efectivos para tratarla. Solo se los recomienda como parte del tratamiento de las enfermedades asociadas a la anorexia, tales como la depresión y la ansiedad.
La terapia psicológica que mejores resultados ha conseguido en el tratamiento de la anorexia nerviosa es la terapia cognitivo-conductual, ya que es la que se enfoca a la eliminación de conductas destructivas y a la creación de hábitos saludables y productivos.
El fármaco más usado para reducir la autoinducción del vómito y los atracones de comida es la fluoxetina. Paralelamente, se llevará a cabo la terapia cognitivo-conductual para que el paciente modifique su conducta compulsiva.
Se suele prescribir fármacos para su tratamiento y, en cuanto a las terapias psicológicas más efectivas, se destacan la terapia cognitivo-conductual y la terapia psicológica interpersonal. En Tu Terapia tenemos especialistas psicólogos en trastornos alimenticios.
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